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Oleos Sobre Lienzos Pintados.

Son Reproducciones de sitios característicos de Suflí.

https://mislienzos.wixsite.com/artemarin


http://sufli.wordpress.com

SUFLI


 

SUFLI 

SITUACIÓN GEOGRÁFICA

Suflí es un municipio que se encuentra en la provincia de Almería al sur-este de Andalucía y de España. Tiene un total aproximado de unos 270 habitantes. Está situado a una distancia de 145 kilómetros de la capital almeriense por Huercal-Overa con una duración de 1 hora 45 min. o de 91 kilómetros por las canteras de Macael con una duración de tiempo de 1 hora y 15 min. El término municipal de Suflí tiene una extensión de 10,13 kilómetros cuadrados.

Esta a unos 634 metros de altitud sobre el nivel del mar. 

FIESTA

21 de Junio, San Luis Gonzaga, patrón de los jóvenes, fiesta en decadencia, por no apostar por la tradición del pueblo.

En estas fechas también se celebra la fiesta de la fritada, conocida por su sistema de elaboración manual y artesanalmente.

15 y 16 de Agosto, San roque patrón del pueblo.

TURISMO

– Primero hacer un recorrido por el pueblo, en el cual hay que ver la Ermita, La plaza del pueblo, y la cruz.

– Saliendo y bajando al río, nos encontramos con una fuente de tres caños, una balsa con peces y un sitio espléndido para hacer comida con sus bancos y mesas.

– Subiendo por el río nos encontramos la zanja del pueblo, con su lavadero, esta balsa que es enorme es la que riega toda la franja del río a un lado y al otro.

– Bajando por la Cruz, nos encontramos con un camino asfaltado que asciende hasta la sierra en la parte izquierda nos encontramos con el cementerio, a la derecha los depósitos del agua, un poquito mas adelante las yeseras (están abandonadas) y a unos 200 metros nos encontramos una cueva (no recomiendo entrar por su mal estado)

PUEBLOS DE LOS ALREDEDORES:

De Sufli a:

-Sierro 2,4 km, Purchena 3,5 Km, Armuña del Almanzora 7.2 km, Tijola 9.8 km, Seron 16.4 km, Olula del Rio 10.1 km, Macael 13.6 km, Fines 13.3 km, Baza 46.6 km, Guadix 94 km, Albox 26.8 km, Huercal-overa 49 km.


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San Luis Gonzaga     

Exquisito Patron y modelo de la juventud. Nació en 1568, Fiesta: 21 de junio.

Desde su más tierna infancia manifestó Luis un carácter muy varonil y belicoso. Eran vivas sus aficiones militares. Sus gestos eran enérgicos, sus ojos revelaban audacia. El marqués miraba complacido el alborozo del niño ante los desfiles, las armas y los cañones. Un día, mientras su padre y los soldados dormían la siesta, cogió a un sargento un bote de pólvora, cargó con ella una pequeña pieza de artillería y prendióle fuego. Al dispararse el cañón, el niño cayó mal herido debajo de las ruedas. El padre no perdonó aquella indisciplina, y con ella se hizo Luis muy popular entre la tropa. Esto le llevó a una gran familiaridad con todos los soldados, de los cuales aprendió ciertas palabrotas que, a veces, pronunciaba con la más absoluta ingenuidad y candidez. Naturalmente, él no sabía la significación de aquellos términos; sólo sabía que cuando los soltaba, una risa general estallaba en torno suyo. Hasta que un día, estando en el castillo con su madre (pues el marqués se hallaba ausente, por una temporada, en la Corte del rey de España) dijo con toda su frescura y ante el mismo ayo alguna de aquellas expresiones; por lo cual el ayo le reprendió. El niño comenzó a llorar, y lloró durante toda su vida este gran pecado, según él lo llamaba.

Había comenzado la época que el Santo llama de su conversión. Por obediencia a su padre, va de corte en corte, de fiesta en fiesta, pero su mente y su corazón están ya para siempre muy fijos en el cielo. Línea de pureza, de oración y de austera penitencia. Al cumplir los doce años, vive ya en las más altas cumbres de la contemplación. "Todos sus pensamientos -decía más tarde uno de sus criados- estaban fijos en Dios… Cuando le llamábamos príncipe y señor, solía él decir: Servir a Dios es harto más peligroso que tener todos los principados del mundo".

Al mismo tiempo que la oración, fue cultivando los estudios. Y con el estudio y la oración unía la caridad, recorriendo frecuentemente las calles de Castiglione para socorrer a los desgraciados, corregir a los maleantes o enseñar la doctrina a los otros niños. Muy jovencito sufrió una enfermedad, que los médicos curaron con un régimen riguroso de abstinencia. Esto le dio pie para seguir observando su ayuno de enfermo. "Lo que antes hice por el cuerpo -decía- bien lo puedo hacer ahora por el alma".

Salido de aquella dolencia, recibió la Primera Comunión, de manos de San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán, que había venido a Castiglione en viaje de visita. Aquel momento fue para Luis el principio de una vida nueva. Un ideal más alto -el de la vida religiosa- empezó a brillar delante de su mente. Fue en España donde formó la decisión inquebrantable de renunciar a todo su porvenir mundano. Había venido a la corte de Felipe 11 como paje de los infantes, y más que nunca se encontró metido en las etiquetas palatinas, en las fiestas cortesanas, y en la recepciones. Ante el monarca más poderoso de la tierra, en Madrid, capital de un Imperio que se estremecía con el ruido de las victorias y de las conquistas, determinó irrevocablemente su vida futura y sin demora ni titubeo se presentó a su padre para decirle: "Quiero hacerme jesuita".

La lucha entre padre e hijo fue tenaz y prolongada. El joven razonaba, suplicaba, discutía respetuosamente. El marqués no quería escucharle y seguía mirándole colérico. Sospechando que la austeridad y el carácter grave de la corte española estaban ensombreciendo el alma de Luis, procuró trasladarle nuevamente a Italia. Las cortes italianas ofrecían, ciertamente, superiores seducciones: todo eran allá magníficos palacios, cortejos de amor, risas de damas, danzas, juegos y conciertos. Fue un tiempo de formidable tentación. Viose Luis obligado a caminar a través de todos aquellos regocijos, pero no perdió ni una brizna de su riquísima vida interior. Mientras la corte se divertía, él rezaba y meditaba. Transcurrió una larga temporada y el marqués encontró a su hijo tan firme en su propósito como antes. Luis resistió, sin desobedecer jamás a su padre. Después de cuatro años, el marqués se declaró vencido.

En los últimos días del año 1585 Luis entra en el Noviciado de Roma, después de abdicar el marquesado en su hermano Rodulfo. Se entrega a los ejercicios religiosos. Dios quiere que al principio sienta un poco de desconcierto: sufre aridez y oscuridad de espíritu, no experimenta los inefables consuelos que se había imaginado. Su constancia, ayudada por la sabia dirección de San Belarmino, le atrae a raudales la bendición divina, y su alma llega a las alturas de la vida extática.

Una maligna enfermedad va minando su existencia; la fiebre consume su cuerpo desmedrado. No importa. Continúa con sus penitencias, con sus estudios, se entrega a las obras de la más inflamada caridad para con los enfermos y los apestados, en días trágicos para la ciudad de los Papas. Calentura y amor son los verdugos que acaban con su vida temporal para colocarle en los umbrales de la eterna, a sus veinticuatro años.

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San Roque


San Roque

                                                                                    

San Roque es una de los grandes santos populares que ha suscitado devoción en todo el mundo. Existen levantadas muchísimas capillas y en diferentes iglesias tienen una imagen de él, gracias a los favores que a lo largo de los siglos ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades y de peste.

Sus primeros años y el deseo de ser pobre.

Según el gran historiador de vidas de santos, Martirià Brugada, uno de los textos más fidedignos que nos narra la vida de este buen amigo es el "Acta Brevoria", un escrito anónimo y posiblemente redactado en la zona italiana de la Lombardía hacia el 1430. Para este sacerdote gerundense, de este texto derivan las narraciones posteriores, en las que según ellas, el nacimiento de Roque habría sido fruto de un voto hecho por sus padres que sufrían por no tener hijos.

Cuenta la historia que Roque habría nacido por el año 1.300 en la ciudad francesa de Montpellier. Quedó huérfano muy pronto y vendió toda la herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres. De alguna manera, nuestro santo habría hecho realidad aquella cita del evangelio de Mateo que dice: "Vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo y luego vente conmigo". Con este deseo de seguir en la pobreza a Jesús y también de enseñar la fe cristiana, inició su peregrinación a Roma.

En la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de Acquapendente y, en el hospital, se puso a servir a todas aquellas personas que estaban infectadas de la peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e inexplicables. Seguramente, San Roque aprendió nociones de Medicina en su ciudad natal, que puso luego en práctica durante sus peregrinaciones. Recordemos, amigo cibernauta, que Montpellier es una de las ciudades más prestigiosas de Europa en temas médicos, allí hay la reconocida Universidad de Montpellier, que fue fundada en el siglo XIII. Se cuenta que en la ciudad italiana de Cesanea, antes de llegar a Roma, nuestro santo curó a un cardenal, y que este lo presentó luego al Papa.

Cuando se dispuso a regresar a su país, pasó por Rímini, hoy convertida en una de las grandes zonas "pijas" de veraneo de Italia. Allí, Roque no se dedicó a tomar el sol en la playa, ni a tomar helados, ni tampoco a tomar copas en una terraza de un bar, sino que predicó el evangelio y continuó curando de la peste a aquellas personas que podía. Tantas curaciones y tanto contacto con los infectados, propició que en la ciudad de Piacenza él mismo quedara contagiado y se viera obligado a retirarse en un bosque de las afueras de la ciudad.

El perro y San Roque

Seguro que tus padres o tus abuelos te habrán ya contado la preciosa narración del perro de San Roque. Si te fijas en la estampa, nuestro santo va acompañado de un simpático chucho. ¿Quien fue este perro?. Pues … fue su salvador. Cuando hoy en día, sobre todo en verano, se abandonan por las calles tantos perros que nos han mostrado su cariño a lo largo del año, bueno será explicarles a aquellos que hacen este tipo de salvajadas la historia de este animal que le salvó la vida a un santo tan importante como fue Roque.

Se explica, que cuando nuestro santo se trasladó al bosque para no infectar de esta manera a los vecinos de Piacenza, recibía cada día la visita de un perro que le llevaba un panecillo. El animalito lo tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli, el cuál, después de ver la escena repetidamente, decidió un día seguir a su mascota. De esta forma, penetró en el bosque donde encontró al pobre moribundo. Ante la sorpresa, se lo llevó a casa, lo alimentó y le hizo las curaciones oportunas. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como el. La curación definitiva de Roque fue gracias a un ángel que se le apareció. Cabe decir que otras versiones populares afirman que fue el mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces cuando el santo estaba en el bosque. También cabe añadir, que para algunos historiadores, el redactor de la "Acta brevoria" sería el mismo Gottardo.

Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago Maggiore, unos soldados, acusándolo de espía, lo arrestaron. Fue encerrado y moriría en prisión entre los años 1376 y 1379. Algunos cuentan que tenía 32 años de edad.

Cabe decir que San Roque había pertenecido a la Tercera Orden de los franciscanos, una rama de esta congregación reservada a las personas laicas que quieren vivir bajo la espiritualidad de San Francisco de Asís. Así lo reconoció el Papa Pío IV en 1547.